16 julio 2012

DIRIGIR LA ENERGIA

Pocas sensaciones son tan satisfactorias como la de dirigir a Uke, sentirse dueño del movimiento mutuo, controlar el espacio que existe entre los dos ( o más), moverse con total soltura mientras el Uke nos sigue por los círculos que trazamos, intentando sin ninguna opción controlar nuestra posición, hasta que su ataque queda reducido a nada por la inercia del movimiento del centro (hara), el cual genera una energía cada vez más potente con cada círculo que la añadimos al esquivar y desviar la energía del o de los adversarios.
Es en esos momentos tan cortos de tiempo cuando con un centro estable (equilibrio, espalda recta y respiración coordinada al movimiento) conseguimos esa unidad: Ki-Mente-Cuerpo, tantas veces explicada por los Maestros y tan mal entendida por los “alumnos”.
No hay nada de místico en ello, simplemente es una sensación agradable al hombre, un sentimiento; y creo que así hay que entender el Aikido, como un sentimiento, por eso es tan difícil de explicar cuando alguien nos pregunta por él.
Yo acabaría la respuesta de esta manera:
- ¿Qué es el Aikido?¬
- ¡ Un sentimiento!.
Y nada más; no hemos da añadir fantasías ni intentar demostrar que lo que hacemos está bien, eso ya lo sabemos nosotros, lo sentimos y con eso hemos do darnos por satisfechos.
Toda práctica recibe su “ recompensa”. Y cuando digo práctica me refiero a la práctica asidua, constante y sin interrupciones, o con las mínimas posibles.
Ya sabemos que no siempre se puede acudir al Dojo, pero también sabemos que cualquier excusa es buena para faltar un día desanimado o de desgana ( ¡ Va por un día no pasa nada!).
Pero no pensamos que estamos retrocediendo en la práctica con esa actitud, no creáis que la práctica es acumulativa; sí faltamos a una clase con una excusa no válida ( y eso lo sabemos nosotros mejor que nadie) estamos retrocediendo dos escalones en el camino: uno que no hemos subido y otro que nos penaliza la vía.
Jamás olvidéis quienes sois; guerreros, sí, pero del espíritu, no del combate.
Hay que recordar siempre las máximas de los Samuráis: constancia, respeto, serenidad, humildad, sacrificio. Sólo de esta manera obtendremos aquello que estamos buscando, y que nos será dado por derecho propio: ¡Constancia!.
Volviendo al tema que nos abarcaba a principio, "Dirigir la energía “(Ki), - absorberla en movimientos espirales y anularla -, diré que es en esos momentos -y sólo en esos- cuando realmente hay una conexión con el espacio que nos rodea. Como decía Ueshiba:
“Cuando estamos conectados a todas las cosas con el Ki, el Ki del universo y el Ki individual “.
Aquí es cuando realmente desaparece todo pensamiento ( o debiera) y obtenemos la tan famosa actitud de “Hisiryo”, hermanando el Aikido con el Zen en esa concentración en movimiento. Pero (y siempre hay un pero) no podemos retener esos momentos tan cortos, por lo tanto aprovechemos el poco tiempo de une clase para sentir el máximo posible, y no nos comparemos con les japoneses (que no lo somos) en su manera de trabajar, con sus 6 horas, 6 días a la semana y sin ninguna explicación en las clases.
Creo que debemos hacer mas hincapié en la técnica, en la explicación de las mismas y, como no, en el ejemplo.

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